Son las 20.00 de la noche. Estás a punto de apagar tu ordenador y dejar de mirar la pila de papeles que, todavía, te queda para gestionar. Y aunque llegaste por la mañana decidido/a a no llevarte trabajo a casa, al final del día ya estás pensando si coger tres o cinco carpetas y encerrarte en tu despacho para intentar terminarlo. Y eso porque no es viernes, que si no eres capaz de llevarte bastantes más para intentar quitarte trabajo de encima. Y es cuando tu jefe viene y te dice: ¿le puedes echar un vistazo a los proyectos que lleva tu compañero? O ¿te puedes encargar de estos proyectos nuevos?
Pero a pesar de que has reproducido cientos de veces la conversación que quieres con tu jefe para decirle que estás hasta arriba de trabajo y que no puedes más, el miedo a que te eche o a que te diga que no sabes organizarte te frena. Y en lugar de decirle nada, sonríes y dices: «claro».
Como si pudieses con todo. Lamentablemente, no somos superhéroes ni hacemos las cosas como Flash. Y hay veces que hay que parar, respirar, y atacar el problema. O, como se dijo en este artículo de The Economist sobre productividad y rendimiento: «cuanto más trabajan las personas, más disminuye la productividad».
¿Cómo decirle a mi jefe que tengo demasiado trabajo?
A veces, los jefes se apoyan en los trabajadores que saben que rinden bien, o con quienes están más contentos, porque saben que harán un buen trabajo. Pero por A o por B, no se dan cuenta de que cargan demasiado a esa persona. Y hay que poner un freno.
Pero uno de los miedos que se tienen es que eso pueda significar que el jefe se enfade, o peor aún, que te despida o te diga de malos modos que, o trabajas según sus indicaciones, o te vas a la calle. Afortunadamente, tenemos unos consejos que darte para conseguir decirle a tu jefe que estás saturado de trabajo y que, además, te felicite por ello. ¿Quieres saber cuáles? Pues sigue leyendo.
Elige el momento oportuno
El momento perfecto para comunicarte con tu jefe por escrito o personalmente. Sí, igual que esperas para publicar en tus redes a la hora adecuada para que más gente te lea, en el caso de la conversación con tu jefe debes esperar al tiempo adecuado. Según expertos, ese momento no es ni los lunes, ni mucho menos antes de que se haya tomado un café. Así que espera a media mañana, después de ese café. Y si sabes que tu jefe sale al mediodía y come con una copa de vino, mejor ese momento justo después.
Nunca abordes a tu jefe/a haciendo ver que es un problema, sino que hay soluciones
Mientras esperas ese momento, tienes que tratar de preparar esa conversación para que vaya por donde tú quieres que vaya. Nada de decir que tienes demasiada carga por culpa del jefe, o que tus compañeros te cargan de trabajo y que no puedes más. Por ahí no irá bien la conversación.
De lo que se trata es de que le digas que estás sobrecargado de trabajo, sí, pero dándole la vuelta. ¿Qué pasa cuando tienes mucho trabajo? Pues que intentas ir rápido para quitártelo cuanto antes, ¿verdad? Y eso repercute en la calidad de lo que puedes hacer. Entonces ¿y si le dices que estás teniendo tanto trabajo que notas que tu calidad en los proyectos ha descendido y que sabes que podrías hacerlos mejor pero que, como tienes que dedicarle el tiempo a tantos, no puedes hacerlo para dar el 100% a todos?
Por un lado, estás diciéndole que te implicas con la empresa y que quieres que los proyectos salgan lo mejor posible. Por otro lado, estás diciéndole que todo el trabajo que tienes te es imposible hacerlo en el tiempo que tienes; y por último, le dices que si tuvieras menos trabajo eres más productivo.
Pero hay que ir más allá: necesitas darle una solución. Lo peor que puedes hacer es ir al jefe a generarle problemas. Porque pensará que no eres competente para gestionar los problemas. Entonces, ¿qué tal si revisas datos y piensas en soluciones para conseguir que tú tengas menos trabajo y al mismo tiempo que tu jefe no tenga que molestarse en pensar qué hacer con el trabajo que tú no puedes hacer? Priorizar proyectos, delegar en otras personas, etc.
Trata de no reprochar la excesiva carga de trabajo
Por supuesto, algo que no te debes permitir es que tu tono de voz sea de reproche hacia el jefe por haberte cargado de trabajo. O de enfado porque lo haya hecho y no se dé cuenta. No puedes ir por ahí, porque lo único que conseguirás es que, al final, se cabree y pueda darte puerta.
Tienes que ir siempre con un tono distendido, incluso positivo, pensando que sí, que tienes un problema, pero dando soluciones y haciendo ver que es algo que repercutirá positivamente en la empresa, y no al contrario.