Nos han hecho creer que cuanto más cosas hagamos, más premiados estaremos y mejor nos valorarán. Sin embargo, la cosa no funciona así y en cierta forma puede perjudicarte si no eres capaz de gestionar todo lo que ello implica. Por esta razón, en el siguiente artículo vamos a hablar de las razones por la que no deberías de abarcarlo todo, así como algunos consejos básicos para poder afrontar estas decisiones. ¡Vamos allá!
Las 5 razones por las que no debes abarcar todo en el trabajo
Por si no lo sabías, ser el primero en decir «yo lo hago» puede pasarte factura. Y no estamos hablando en términos de mucha carga de trabajo, sino también a nivel psicológico y físico. Las razones las veremos a continuación, aunque queremos aconsejarte desde ya que saber controlar tus emociones pueden ser un gran paso para empezar a quererte más a ti que a los demás.
Las 5 razones que incitan a no abarcarlo todo en tu trabajo son las siguientes.
1. No vas a tener nunca tiempo para todo lo que te plantees
Esto es un hecho y seguro que te ha pasado, hayas querido acaparar más o menos. No vas a tener tiempo de todas las tareas que tienes pendiente del trabajo.
Si estás en ese puesto es porque necesitan que hagas tareas, pero ni mucho menos pienses que todas tienen que caer sobre ti. Hay más personas en tu empresa que te pueden ayudar, y si las cargas de trabajo no son iguales para todos, quizá es momento de abandonar el trabajo. Tu salud podría estar en riesgo y explicamos por qué.
2. Riesgos de ansiedad y agotamiento físico-mental
Ser una persona con muchas tareas asignadas y sin apenas tiempo podría pasarte factura. La ansiedad es algo que le puede pasar a cualquiera y se manifiesta de muchas formas, siendo su principal causa la presión a las que has estado sometido/a por la carga de trabajo que tienes.
Además, podrías acabar agotado mentalmente también, pudiéndote radicar a problemas mayores de salud fisico-mental como los TOC, la ansiedad, el agotamiento físico o la dejadez laboral.
3. ¿Los demás no participan?
Si la carga de trabajo no te la exige tu empresa sino que te la impones tú y ya de por sí crees que es demasiado, piensa en los demás. ¿Tus compañeros tienen las mismas posibilidades de realizar las tareas como las tienes tú? Si no es así, piensa en ello y en cómo podrías derivar tareas para aliviarte tú. Tu mente y cuerpo lo agradecerá, además de sentirte más aliviado/a.
4. Si no sabes, no lo hagas
Otra cosa que le ocurre a las personas es que no saben decir «no» y abarcan todo lo que pueden con tal de no quedar mal.
Si no sabes hacer algo no lo hagas porque lo vas a hacer mal y de malas maneras. Mejor dejarlo que lo haga otra persona que sí entiende de la tarea que debe realizar si es el caso de que no sabes (o que puede hacerlo mejor que tú).
5. ¿Cuándo tienes tiempo para ti?
Por último, piensa en ti. No lo decimos por decir, pero muchas personas van al trabajo sin apenas vocación por el simple hecho de «cumplir yendo a trabajar».
Esa no es la actitud, y si vamos con esa expectativa puede ser porque las cargas laborales o las actividades que hacemos no son lo que nos llena. ¿Has pensado si en lo que trabajas es lo que tú quieres? ¿Te sientes a gusto? Te lo repetimos de nuevo: piensa en ti (y no solo en satisfacer a los demás).
Consejos para dejar de abarcarlo todo laboralmente
Los mejores consejos para no abarcarlo todo te los podemos sintetizar de la siguiente forma:
- Deja que los demás hagan algo
- Deriva las tareas que no son tu prioridad o que no se te dan bien del todo
- Tú estás antes que nadie, por lo que no des a nadie el placer de presionarte laboralmente
- Ten orden con las tareas que realices y planifica tus objetivos diarios (o semanales)
- Deja a todos ser partícipe de las tareas del equipo
- Ayúdate de cursos para controlar tus emociones
- Tómate un descanso cuando más lo necesites