Cambiar de trabajo sin tener previamente una entrevista laboral o un trabajo en otra empresa puede ser arriesgado. Esto no implica que en ocasiones pueda ocurrir, dado que un cambio laboral puede afrontarse de diferentes maneras y no hay una más correcta que otra. No necesariamente debes dejar sólo tu plan A cuando tienes un plan B, es decir, que puedes dejar el trabajo sin tener un plan B para luego volver a la carga con las pilas recargadas y con las cosas más claras, algo que sólo se puede traducir como mejora.
¿Debo renunciar a mi trabajo sin tener un plan B?
Que no te guste tu trabajo, que no aguantes más al equipo con el que trabajar, que te sientas muy presionado y por lo tanto, un estrés excesivo o que no te encuentres emocionalmente bien y que por salud mental decidas dejar el trabajo es totalmente lícito. Somos personas, no robots y las emociones y los sentimientos pueden ir muy unidos en el ámbito laboral. Por ello, puedes dejar un trabajo sin tener otro en determinadas circunstancias.
Quizás has analizado los riesgos de dejar un trabajo sin tener otras alternativas y estás preparado para dimitir en el trabajo, pero no para empezar en uno nuevo. Quizás la idea es antes tomarte un tiempo para ordenar tus ideas, tomar un respiro y recuperarte de esa situación negativa.
Es posible que cuando le comentes a tu entorno que has decidido dejar tu trabajo sin un plan B, sientas que no todos están de tu parte, sin embargo, se trata de una decisión personal que tienes que tomar en base a tu experiencia laboral y con miras a obtener una mejora significativa. La realidad es que dejar un trabajo no está bien visto, aunque las condiciones pueden señalar que esté 100% justificado y se trate de una buena decisión.
Tener unos ingresos recurrentes no puede ser la única justificación por la que mantengas tu trabajo. Un ambiente tóxico, el estrés, la presión, el no ser feliz en el trabajo, el síndrome del trabajador quemado… Llega un punto en que no aguantar se traduce como un sentimiento de culpa y la vulnerabilidad económica que conlleva este tipo de decisión y en contraposición puedes pensar que un llegado a cierto punto un trabajo no compensa ni personal, ni económicamente.
¿Crees que te encuentras en esta situación? Si has intentado cambiar tu forma de ver el trabajo, pero has decidido renunciar a tu trabajo, debes saber que no hay una respuesta o fórmula mágica para saber si ya has llegado a tu límite, porque se trata de eso, del límite de cada uno.
Existen algunos indicadores como el insomnio, la apatía a la hora de ir a la oficina, el estrés o la frustración que pueden llevarte a tomar la decisión de dejar un empleo.
Renunciar a tu trabajo sin tener un plan B puede ser la mejor opción cuando realmente te sientes estancado, te sientes sobrecargado en tus tareas, no haces más que horas extras, el trabajo no resulta gratificante o tu salud mental está peligrando. Además, si puedes tener un plan B gracias a tus ahorros y tu libertad financiera, no necesitas como plan B un nuevo empleo o por lo menos, no a corto plazo.
Terminar una etapa laboral en una empresa puede ser duro, existen unos pasos para renunciar a tu trabajo y tomar la decisión sin tener un trabajo distinto puede suponer mucha presión. No obstante, no siempre podemos ir a lo seguro y son muchos los casos en los que se puede dejar un trabajo a pesar de no tener otra alternativa. En la vida no todo es producir o ser eficiente, para ello tienes que sentirte cómodo, bien y estar en paz con tu entorno laboral.
¿Por qué dimitir en el trabajo sin tener un plan B? Darse un respiro, estudiar la situación para ver realmente lo que necesitas a nivel laboral, y tomarse un tiempo antes de empezar a buscar un empleo sin descanso es correcto, siempre que económicamente esta decisión sea viable.
Lo sano es que tras ese tiempo la decisión que tomes estará mejor encaminada, elegir la empresa en la que vas a trabajar de nuevo y negociar tus propias condiciones desde un punto de vista de que es importante estar bien y encontrar las características de un puesto de trabajo que sea medianamente satisfactorio y te acerque un paso más a la felicidad, no que reste.