Aunque los niveles de paro o desempleo se han recuperado sensiblemente en los últimos años, todavía queda mucho camino por recorrer. Y, para conocer de verdad la realidad del desempleo en nuestro país, también es importante saber identificar qué tipo de paro es el predominante en cada momento. ¿Sabías que existen seis tipos de desempleo diferentes, y que cada uno tiene unas particularidades que lo distinguen del resto? No todos los tipos de paro son igual de graves, y cada uno de ellos depende de unos factores que lo determinan. Conocerlos es imprescindible para solicitar una ayuda para desempleados. Te lo explicamos todo, a continuación:
Paro cíclico o coyuntural
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la tasa de desempleo de cualquier país está sometida a la iniciativa privada, y esta última se ve influenciada por los diferentes ciclos económicos. El paro ligado a este tipo de circunstancias es el que se conoce como paro ciclo o coyuntural.
En épocas de recesión el paro aumenta necesariamente, igual que en épocas de crecimiento la tasa de desempleo desciende naturalmente. De la gestión que hagan los diferentes gobiernos dependerá que de un ciclo a otro los efectos en el trabajo se noten más o menos.
Paro encubierto
El paro encubierto no aparece en las cifras de desempleo de un país, pues se encuentra oculto. Con este término nos referimos a la situación en la que una persona se encuentra empleada, pero está está sobrecualificada para el puesto de trabajo que desempeña. Sus competencias profesionales son mucho mayores en relación a las que requiere el puesto y su capacidad productiva está siendo desaprovechada.
El paro encubierto refleja una situación negativa, pues en condiciones más favorables estos trabajadores deberían ser capaces de tener un empleo más acorde con su preparación y de estar cobrando un salario mucho más alto.
Paro estacional
El paro estacional es el que se repite cada año en una determinada época del mismo. Las empresas solo tienen necesidad de contratar más personal en momentos concretos, que a su vez son muy previsibles. Este tipo de desempleo fuertemente ligado al trabajo estacional se produce mucho en sectores como el agrícola, vinculado a la recogida puntual de las frutas y verduras, y el turístico, que se ve influenciado por los periodos vacacionales.
Paro estructural
El desempleo estructural es el más complicado de gestionar y el que sin duda más problemas acarrea a la sociedad en general. Sucede cuando la demanda y la oferta de empleo no coinciden, es decir, cuando existen más trabajadores buscando empleo que vacantes disponibles, o cuando las empresas necesitan trabajadores con una preparación determinada y no los encuentran en el mercado.
Habitualmente, el paro estructural es el que causa las más duraderas crisis económicas en un país y el que refleja la falta de capacitación de los trabajadores, que no son capaces de cumplir con los requisitos que exigen las empresas.
Paro friccional
El desempleo friccional es el paro voluntario, es decir, el que se produce porque una persona comunica una baja voluntaria en su trabajo para dedicar un tiempo a otras cuestiones, como por ejemplo estudiar o disfrutar de un periodo de descanso.
También nos referimos a desempleo friccional cuando hablamos de personas que se trasladan de ciudad y comienzan a buscar trabajo en su nuevo lugar de residencia, o de aquellos que solicitan una excedencia o abandonan temporalmente su empleo para cuidar de sus hijos con más tranquilidad.
Paro involuntario
El desempleo involuntario hace referencia a aquellas personas que, pese a estar bien preparadas y dispuestas a trabajar en cualquier condición, no son capaces de encontrar un empleo. Es, sin duda, el paro más frustrante y el más difícil de solucionar, ya que solo puede solventarse a través de medidas destinadas a incentivar la creación nuevos puestos de trabajo.
En cualquiera de los casos, recuerda que siempre podrás calcular tu paro para saber previamente cuál es la prestación por desempleo que te corresponde en base al tiempo trabajado en la empresa y en función de tus condiciones determinadas por el contrato y por el convenio al que está adscrito tu empresa.