Las condiciones de trabajo se han deteriorado en algunos sectores y actividades en los últimos tiempos, como consecuencia de la mayor competencia, la globalización de la economía y el comercio, la crisis económica y la legislación laboral. En general, a estas situaciones se les denomina precariedad laboral. Por eso, es conveniente que aprendas a distinguir los casos en que esto sucede, tanto si vas a acceder a un puesto de trabajo en el que puedas encontrarte en esta situación como si ya trabajando se pretende modificar tus condiciones con riesgo de precariedad. Así pues, ¿cuáles son los principales ejemplos de precariedad laboral? Presta especial atención.
¿Qué es la precariedad en el trabajo?
En general, se denomina precariedad laboral a la situación que viven algunos trabajadores que, por razones diversas, sufren una falta de garantías en las condiciones de trabajo, más allá de lo que pueda considerarse como normal. El concepto de precariedad laboral tiene especial importancia cuando la retribución que se percibe por el trabajo no cubre las necesidades básicas de la persona.
¿Cuáles son las condiciones de precariedad laboral?
Básicamente, las condiciones que pueden definir un trabajo como precario pueden agruparse en estas cuatro:
- La temporalidad de los contratos de trabajo es quizás el factor que más contribuye a la precariedad laboral, e incluye tanto los trabajos a tiempo parcial, como los temporales, becas, prácticas, etc.
- Otra condición de precariedad es la retribución que se obtenga por el trabajo realizado, cuando resulte insuficiente para cubrir las necesidades de una persona para vivir de forma autónoma.
- La jornada de trabajo y las horas totales trabajadas son otra condición que define la precariedad, tanto si se trabaja a tiempo parcial (3-4 horas y por tanto no ganando los suficiente) como si se trabaja una cantidad de horas excesiva.
- Otra condición que se considera precaria es no estar dado de alta en la Seguridad Social, careciendo así de las prestaciones correspondientes.
¿Cuáles son las relaciones laborales precarias?
La precariedad puede asumir muchas formas e intensidades. Veamos algunos casos.
1. La subcontratación en cadena
La empresa se adjudica la ejecución de un trabajo u obra, pública o privada. Esta empresa subcontrata la totalidad o partes de esa obra con otras empresas, de menor tamaño. Las subcontratistas, a su vez, también subcontratan. Y así sucesivamente, hasta las microempresas y hasta a los trabajadores autónomos, que acaban ejecutando realmente el trabajo en condiciones bastante defectuosas.
2. Los falsos autónomos
Son otra figura también muy utilizada por el sector de la construcción. Es el caso también de muchos repartidores, de los comerciales, en el transporte, etc. Formalmente, el trabajador autónomo no es un empleado de la empresa que lo contrata, pero en la realidad solo trabaja para ella y depende de sus encargos para subsistir.
Dado que en ocasiones es difícil identificarse a uno mismo como «falso autónomo», te presentamos el portal Ser Autónomo. En esta web, especializada en los trabajadores por cuenta propia, encontrarás una fantástica guía para identificar las condiciones precarias de este tipo de empleado autónomo.
3. El encadenamiento de contratos temporales en una misma empresa
Define una práctica especialmente grave dentro de la precariedad laboral, ya que en realidad serían empleos indefinidos, y por tanto deberían cubrirse con contratos indefinidos. La legislación española establece que si se encadenan contratos temporales durante dos años, la empresa debe hacerte indefinido, por eso se dejan temporadas sin contrato para eludir esta obligación.
4. Los becarios
Cada vez son más los casos de abuso en las prácticas de empresa. Por ejemplo, muchos becarios que acceden a la empresa para aprender, en lugar de recibir formación terminan en muchos casos sustituyendo a trabajadores normales, gratis o por sueldos muy bajos.
Profesiones afectadas por la precariedad laboral
Con respecto a las profesiones en las que sucede con frecuencia estas situaciones de precariedad, se pueden citar:
- Los repartidores, por el auge de las plataformas digitales. Pese a mantener una relación de dependencia con su empleador, son obligados a darse de alta como falsos autónomos aunque deberían tener contratos laborales.
- Los vigilantes de seguridad, a los que se les exige estar siempre disponibles pero a los que no se les remunera de forma proporcional por su trabajo.
- Las camareras de piso, por la externalización de los servicios de limpieza en los hoteles.
- Los teleoperadores.
- Los trabajadores del hogar.