Favorecer la comunicación, el intercambio de opiniones y permitir la generación y el intercambio de ideas es posible gracias a la escucha activa. Si te cuestionas cuáles son los ejemplos de la escucha activa y cómo desarrollar tu capacidad de escucha activa en el trabajo, sigue leyendo y potencia el desarrollo de tus habilidades de comunicación.
¿Qué es la capacidad de escucha activa en el trabajo?
A la hora de definir la escucha activa nos referimos a la escucha empática, es decir el tipo de escucha que favorece la comprensión y la comunicación con el interlocutor. En otras palabras el significado de la escucha activa en el ámbito laboral se identifica con la capacidad cerebral de sincronizarse con el habla de los demás. Implica lo contrario a escuchar pasivamente en todos los sentidos. Recuerda la comunicación empieza en la escucha.
Básicamente responde al cómo escuchar y puede favorecer enormemente la comunicación entre compañeros de trabajo o entre jefe y empleado. No obstante, la escucha activa también puede emplearse como herramienta por parte de una marca o empresa para conocer mejor a su target y profundizar en detalle lo que los clientes buscan o esperan.
El propósito de la escucha activa se centra en implantar la cultura para prestar atención activamente, es decir, invertir correctamente el tiempo de escuchar a tu equipo o a tu jefe para que las reuniones se traduzcan en tiempo bien invertido y en una comunicación eficaz. Más que de una habilidad dura, se trata de una habilidad personal. Entre los beneficios de apostar por la escucha activa en la oficina destacamos que se trata de una forma de mejorar la comunicación entre trabajadores y jefes y de favorecer las ideas de todo un equipo.
Estrategias para potenciar la escucha activa en el trabajo
Si quieres aprender a desarrollar tu capacidad de escucha activa con tus compañeros, tu jefe o en general, toma nota de estos consejos y estrategias que te ayudarán a generar un ambiente positivo, incrementar la confianza, favorecer la motivación y la valoración profesional y elimina los frenos y prejuicios.
- Una de las técnicas para mejorar la escucha activa es prestar atención a todo lo que comunica el interlocutor, interpreta el tono, los gestos, sus palabras y todos los movimientos que acompañan su mensaje, es decir la comunicación no verbal y la verbal.
- El diálogo y la conversación deben tener una finalidad para abordar un tema, una solución o aprender algo.
- Deja a un lado las interrupciones, este tipo de interacciones cuando alguien está hablando implica que no estás dando valor a que te está diciendo ese profesional en ese momento y que tu mensaje es más importante.
- Mantén una actitud abierta, deja a un lado el móvil, los correos o el portátil.
- Toma nota para no perder detalle.
- Deja hablar al otro, a la hora de intervenir, espera tu turno o el momento oportuno para hablar, y más cuando lo que vas a aportar puede ser sobre otro tema y no seguir con el hilo de la conversación.
- Por otro lado, es muy relevante concentrarte en el emisor, presta atención, mantén el contacto visual. De esta forma estás mostrando interés, enfócate en comprender lo que tu compañero o jefe está transmitiendo.
- Tanto en el ámbito laboral como en el personal para favorecer la escucha activa es importante dejar a un lado las opiniones preestablecidas o prejuicios para permitir que exista un intercambio positivo de ideas.
- Una de las estrategias para potenciar la escucha activa es resumir la información y realizar preguntas para confirmar que el mensaje que te ha llegado es el que te están transmitiendo. Se tratan de unas preguntas de aclaración, que además sirven para redirigir la conversación si el interlocutor se va por las ramas en la conversación.
- Evita monopolizar la conversación, deja al interlocutor expresarse y intervenir.
- Gestiona los comentarios con preguntas abiertas, alternativas o otras para aclarar como hemos mencionado anteriormente.