La «Employee Experience «o «Experiencia del Empleado» se ha convertido en la principal herramienta de las empresas para fidelizar a los empleados con mayor talento. Y esto es así porque las nuevas generaciones de millennials reúnen dos características que les definen bien: mantienen altos índices de rotación laboral y exigen condiciones que les permitan conciliar la vida profesional con la personal. Por ello, para ganar la fidelidad de estos trabajadores que dirigirán los destinos y los cambios en las empresas para adaptarse al nuevo entorno tecnológico y competitivo, es preciso dotarse de medios para que deseen permanecer en la empresa y, además, con ilusión y pasión. ¿Pero cómo se construye una Employee Experience? Descúbrelo a continuación.
¿Qué es la Employee Experience?
En resumen, es consecuencia de una evolución. Las empresas, tradicionalmente, centran su atención en los clientes, que son los que proporcionan los ingresos. Sin embargo, las empresas han acabado percibiendo que, si cuidan mucho la experiencia de los empleados durante toda su estancia en la misma, serán ellos mismos los que cuiden del cliente convirtiéndose en “engagement employees”, es decir, empleados comprometidos.
Para facilitar esta experiencia motivadora es importante cuidar las condiciones de trabajo para facilitar que los empleados se comprometan con la empresa. Y, para que se sientan parte de ella, es necesario hacerles partícipes, preguntar y escuchar, fomentar el reconocimiento, dotarse de mayor flexibilidad horaria y de ubicación, aplicando fórmulas como el teletrabajo. En resumidas cuentas, creando empresas que se preocupen por su bienestar y felicidad.
Al fin y al cabo, un empleado feliz se siente comprometido, es más productivo en el trabajo, más creativo, y puede suponer ahorros en bajas laborales y en rotación de personal.
Aprende las claves para construir una auténtica Employee Experience
Es conveniente que atiendas a una serie de pasos clave para construir o mejorar la Employee Experience de tus empleados:
1. Conoce a fondo a tu plantilla
Especialmente, se debe conocer, o descubrir, la personalidad de cada uno, sus posibles frustraciones, sus expectativas y motivaciones, la situación en que se encuentran en la empresa, el tiempo que llevan en ella y su nivel de cualificación.
2. Diseña la propuesta de experiencia que conviene ofrecer a cada trabajador/a
Siempre en función de sus circunstancias, de forma que sean capaces de reconocer que merece la pena trabajar en la empresa porque esta les aporta valor.
Esta propuesta de valor debe incluir desde la mera compensación, tanto material como inmaterial, hasta vacaciones, permisos y facilidades para la conciliación personal. Incluso sirven las expectativas de crecimiento y desarrollo profesional (ascensos) que puede lograr en la empresa, si todo marcha adecuadamente, además de otros aspectos cualitativos o psicológicos, como el ambiente laboral, el entorno físico, los medios disponibles para el trabajo, etc.
3. Implanta la experiencia diseñada
El tercer hito en esta construcción es implantar la experiencia diseñada. Es necesario definir las acciones concretas que son necesarias y poner fecha de logro a cada una de ellas, poniendo al frente de cada acción a un responsable para facilitar su medición y su logro. A veces, si la empresa es grande, puede ser conveniente ensayar una experiencia a pequeña escala para comprobar que funciona.
4. Mide el resultado de estas acciones
Por último, será necesario medir el resultado de estas acciones. En caso necesario, no hay problema en cambiar de enfoque y recurrir a nuevas acciones que sean más efectivas. Este proceso es dinámico, por lo que habrá que ir ajustando detalles y acciones para adaptarse a cambios sobrevenidos.
En resumen, se trata de cambiar la cultura de la empresa para que interiorice de forma permanente que una experiencia agradable hace a los empleados más felices y, por tanto, más productivos.