El Job Sharing o trabajo compartido es una nueva forma de trabajo que se está convirtiendo en la realidad de muchas empresas. Esta modalidad consiste en que un mismo puesto de trabajo es repartido entre dos personas. Un estudio de la consultora alemana Robert Half calcula que una de cada cuatro ofertas de trabajo en Europa ya incluye el sistema de Job Sharing. Es difícil contabilizar cuántas personas trabajan en estas condiciones, porque oficialmente figura como trabajo parcial. A efectos prácticos, se trata de contratar dos personas diferentes para un solo puesto de trabajo.
¿En qué consiste el Job Sharing?
Dos trabajadores comparten las tareas, el horario y todo el equipo técnico o herramientas, pero se turnan. Por ejemplo, en 2016, la dirección de personal del Ministerio de Defensa británico era el trabajo compartido de Caroline Pusey y Heather McNaughton. La primera trabajaba de lunes a miércoles, y la segunda de miércoles a viernes. De esta manera cada una de ellas tenía la mitad de trabajo, y se facilitaba la conciliación familiar.
En Reino Unido, donde el «job sharing» es más popular, la mayoría de los empleos compartidos se encuentran en el sector público, desde tareas administrativas y educativas hasta altas responsabilidades políticas. Es más fácil dividir tareas de este tipo, o tareas mecánicas, que profesiones creativas donde organizarse mediante «job sharing» es mucho más difícil.
Los beneficios y las desventajas del Job Sharing
Los beneficios más claros de compartir el puesto de empleo es la reducción de la jornada laboral. Más tiempo para la conciliación familiar y laboral, y menor carga de trabajo (y por lo tanto de estrés laboral) son las consecuencias directas más positivas de compartir el trabajo.
Sin embargo, si se comparte el trabajo, también se comparte el sueldo. En el caso de Caroline Pusey y Heather McNaughton, cuyo puesto de trabajo tenía una remuneración de más de 95.000 euros al año, dividirse el sueldo no era un problema. Pero, ¿es posible cobrar el salario mínimo interprofesional con «medio puesto de trabajo»?
Otro gran reto del trabajo compartido es la complicidad con el compañero en cuestión. Si las dos personas que comparten el puesto no consiguen llegar a acuerdos sobre qué medidas tomar, el «job sharing» es imposible. Bajo ningún concepto se debe contradecir el trabajo de la otra persona, sobre todo si se está al mando de otros empleados, ni hacer modificaciones al trabajo conjunto sin consultarlo primero.
¿Llegará a España el Job Sharing?
Mientras que en los países del norte de Europa es frecuente compartir el trabajo, en España aún tenemos que trabajar algunos aspectos clave de nuestro mercado laboral antes de lanzarnos a esta nueva piscina.
En nuestro país, la mayoría de los trabajadores aspira a un trabajo fijo y de jornada completa, y en ocasiones el trabajo parcial es en realidad trabajo precario. La mayoría de las personas encuestadas con trabajo por horas admite que preferirían ampliar su jornada, y por ende su salario.