Aunque las prácticas en empresas no suelen ser consideradas como experiencias laborales propiamente dichas, las prácticas remuneradas -es decir, aquellas por las que el becario recibe una pequeña retribución- suelen ser las más solicitadas. Sin embargo, no siempre tenemos oportunidad de acceder a esta modalidad, ya que las prácticas no remuneradas suelen abundar en este tipo de contratos y convenios.
Es importante conocer los distintos tipos de prácticas que existen para aprender a identificar las prácticas remuneradas y no remuneradas en empresas. Ante todo, has de valorar tus opciones y apostar por una y otra en función de tus intereses.
Diferencia entre prácticas remuneradas y no remuneradas
Aunque ya sepas que las prácticas remuneradas para jóvenes implican una pequeña retribución -en detrimento de las prácticas no remuneradas en empresas, que no lo hacen- debes ser consciente de qué tipo de prácticas son susceptibles de recibir una cantidad monetaria. Conocer las diferencias entre prácticas extracurriculares y curriculares pueden ayudarte a comprender la siguiente clasificación:
- Prácticas no laborales: Dado que estas ofertas no cuentan con un contrato en prácticas, los becarios que las soliciten no recibirán ninguna retribución (al menos, como norma general). Las prácticas no laborales en empresas van dirigidas a los jóvenes titulados que cuenten con un Curriculum Vitae sin experiencia o estudiantes de algún módulo profesional de formación.
- Prácticas laborales en empresas: Estas sí son susceptibles de recibir una cantidad monetaria puesto que suelen contar con un contrato de prácticas remuneradas. Los contratos formativos (ya sean con vinculación formativa o para la formación y el aprendizaje) y las iniciativas de inserción están incluidos en esta oferta.
Ahora que conoces el significado de las prácticas remuneradas y puedes discernirlo de las no remuneradas, ya sabes cómo conseguir unas prácticas remuneradas. Todo depende, recuerda, del tipo de prácticas en empresas a las que aspires.