A raíz del confinamiento y de las medidas sanitarias adoptadas para evitar un posible brote de COVID en la oficina, muchos empleados han tenido que teletrabajar por primera vez a lo largo de este año. Los profesionales que ya estaban acostumbrados al teletrabajo (los trabajadores autónomos, por ejemplo) cuentan con sus propios trucos y rutinas para sobrellevar la jornada laboral y ser más productivos al trabajar desde casa. ¿Pero qué ocurre con los empleados que se enfrentan al teletrabajo por primera vez?
¿Cuáles son los errores que podrían estar cometiendo?
Trabajar desde la cama
Es invierno, te acabas de despertar, hace frío ahí fuera y te apetece trabajar desde la cama, en pijama y envuelto/a en tu edredón más calentito. ¿Tentador, verdad? Pues no: no es lo más adecuado. La idea de relajarse en la cama mientras te tumbas en pijama suena muy bien, pero este ambiente ideal para dormir seguramente dificultará tu productividad.
Aunque no todos tenemos la suerte de contar con un despacho o una habitación específica para trabajar a distancia -que sería lo ideal- sí podemos habilitar un espacio de trabajo en la cocina, el salón o cualquier lugar de la casa que tenga buena iluminación y sea medianamente tranquilo.
Y es que trabajar desde la cama o el sofá no solo es negativo a nivel postural -estar inclinado/a sobre el portátil puede deteriorar tu cuello y espalda- también lo es a efectos de productividad.
Empezar a trabajar nada más levantarse de la cama
Sí, trabajar desde casa se traduce en más flexibilidad y libertad, pero un despertador a las 7:55 de la mañana para tu reunión de las 8 puede no ser la mejor idea.
Dicho esto, es fundamental despertarse al menos media hora antes para tener tiempo de prepararse y planificar el día en lugar de lanzarse directamente con los ojos hinchados. Además, es imprescindible ducharse antes de empezar, ya que te ayudará a refrescarte y a evitar la vergüenza de los constantes bostezos en tu reunión matutina. Recuerda que despertarse y levantarse son dos cosas distintas.
No tener un horario preestablecido con sus correspondientes descansos
Aunque algunos empresarios se muestran recelosos ante la idea de que el trabajador pueda distraerse y perder el tiempo si trabaja desde su casa, lo cierto es que la mayor parte de las veces sucede exactamente lo contrario: los teletrabajadores echan horas de más porque no saben poner límite a su jornada laboral.
Lo mismo ocurre con los tiempos de descanso, tan necesarios para resetear el cerebro y volver a la faena con más energía. De normal, cuando trabajamos en la oficina solemos hacer alguna que otra pausa para comer, tomar un café con nuestros compañeros de departamento o fumar un cigarro en la puerta. ¿Por qué debería ser esto distinto al trabajar desde casa?
Vale que no estaremos con nuestros compañeros de trabajo, pero sí podremos descansar de otras maneras: dando un paseo para estirar las piernas, leyendo la prensa o simplemente conversando con las personas que vivan con nosotros.
Mal uso de las funciones tecnológicas
El trabajo desde casa se apoya en la tecnología para el funcionamiento de las operaciones. Sin embargo, si no se utiliza con precaución puede llevar a errores técnicos. El primer error más común del que casi todos somos culpables es utilizar el mismo navegador para las necesidades personales y el trabajo profesional. No debe emplear su tiempo laboral para sus búsquedas personales.
Los datos que se guardan en el caché pueden afectar a los resultados y la velocidad de carga. Además, los anuncios que se muestren estarán personalizados y pueden distraerle de su trabajo. Aparte de eso, tener datos personales en un portátil profesional puede llevar a problemas de privacidad y a situaciones embarazosas, ya que la mayoría de los equipos de TI tienen acceso a los datos de tu sistema.
No desconectar del trabajo al finalizar tu jornada
Este punto es una extensión del anterior. De normal, cuando trabajamos en la oficina es mucho más fácil cambiar el chip: acabas tu jornada, desfichas y te marchas a casa. ¿Pero qué sucede cuando haces tu vida en el mismo espacio y duermes, comes y trabajas en el mismo lugar? Que a veces es muy complicado desconectar digitalmente.
No poner freno a las interrupciones innecesarias
Ya sea porque nos sabe mal decir que no o porque no nos gusta la confrontación, a veces tendemos a hacer los recados que nos pide nuestra familia o compañero de piso (poner una lavadora, hacer la compra, atender una llamada extra laboral, estar pendiente del repartidor, etc.) por el simple hecho de estar en casa.
Sin embargo, esto no puede ser la norma: tu familia y tus compañeros de piso deben entender que estás trabajando y no se te puede interrumpir salvo si hay una emergencia. Han de tratarte como si estuvieras en la oficina.