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Tanto a nivel personal como profesional, la vida es una carrera de obstáculos. Y la resiliencia es una habilidad que nos permitirá superar las dificultades que se cruzan en nuestro camino, ese aguante que nos permite luchar contra ellas y solventarlas con éxito. Se trata de una habilidad muy buscada, pues en un entorno tan complicado como es el ámbito laboral siempre viene bien contar con una buena dosis de resiliencia. Además, podemos potenciarla para sacarle el máximo rendimiento y ser el profesional ideal.

Habilidades para el trabajo

¿Qué es la resiliencia y por qué es importante en el trabajo?

La resiliencia es la capacidad de no derrumbarse ante los problemas, recuperarnos y seguir adelante con nuestro objetivo. Se trata de un concepto relacionado con la inteligencia emocional, y que se desarrolla desde nuestra más tierna infancia. Sin embargo, no la valoramos hasta llegar a la edad adulta. Precisamente, cuando hablamos de resiliencia en el trabajo. ¿Quién no ha tenido ganas de tirar la toalla en los momentos de dificultad? Sin embargo, la resiliencia nos ha hecho afrontar el problema desde una nueva perspectiva… Y superarlo.

Si quieres conquistar el éxito profesional, deberás afrontar los retos desde una perspectiva positiva, controlando las emociones. Una actitud que podemos aplicar en el día a día, en el trabajo, también a la hora de adaptarnos a los cambios. Abandonar la zona de confort no siempre es fácil, pero ahí está tu resiliencia para ayudarte. La resiliencia hace que los trabajadores sean más inteligentes, ayuda a ganar experiencia y resistencia, a ser mejores profesionales. A continuación te dejamos las 5 claves reforzar tu resiliencia laboral.

Tips para potenciar la resiliencia en el lugar de trabajo

  1. Aceptación: aprender a aceptar las situaciones es el primer paso para aprender de ellas. Algunos profesionales se niegan a aceptar determinados escenarios, lo que los impide afrontarlos con éxito. Así, habrá que asumir la situación, reconocer cómo nos sentimos y buscar la mejor solución.
  2. Adaptabilidad: a todo el mundo le gusta tener las cosas bajo control. Sin embargo, esto no siempre es posible. Por eso es recomendable salir de la zona de confort y adaptarnos a nuevas formas de trabajar. La capacidad de adaptarse al cambio contribuye de forma decisiva al refuerzo de la resiliencia del trabajador, ayudando también a combatir el estrés o la ansiedad que nos limitan.
  3. Ser optimista: puede sonar a tópico, pero el optimismo es mucho más positivo que el pesimismo. En vez de preocuparte por aquello que no tienes -y que no tendrás-, céntrate en gestionar los recursos disponibles para cumplir con tu tarea. De este modo, aprendemos a valorar y utilizar lo que tenemos en vez de preocuparnos por las carencias.
  4. Gestión del estrés: el día a día puede ser muy estresante. Y si dejas que te supere, has perdido. Por eso, hay que aprender a gestionar el estrés. Identificar y evitar los pensamientos negativos, hacer lo posible por reducir las fuentes de estrés y ver las situaciones difíciles como oportunidades de crecimiento profesional y personal nos ayudarán a reforzar la resiliencia.
  5. Aprender de críticas, rechazos y errores: muchos trabajadores se toman la crítica a su trabajo o el rechazo de sus propuestas como algo personal. Si este rechazo viene acompañado de un feedback positivo, nos resultará más fácil aprender. No hay que tomarse la crítica como algo negativo, sino como un punto de partida para aprender de los errores y ser mejor profesional.

Más allá de estos consejos, la empresa puede ayudar a reforzar la resiliencia de los trabajadores. Un buen ambiente de trabajo o contar con una fuerte cultura empresarial siempre viene de ayuda. También puede poner de su parte para reducir las fuentes de estrés que afectan negativamente tanto al rendimiento como el desarrollo de la resiliencia.

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