No; saber cuándo es conveniente abandonar un proyecto profesional, un empleo o una iniciativa empresarial no es lo mismo que rendirse. Y es que una cosa es luchar por tus sueños, tus proyectos o sacar adelante tu trabajo, y otra muy distinta es ‘morir en el intento‘. En estos casos, abandonarlos no es ni mucho menos un síntoma de cobardía o de rendición, porque saber cuándo algo es suficiente es más bien acto de valentía. Por ello es tan importante conocer las principales diferencias entre rendirse y saber cuándo es suficiente en el trabajo. Estos 4 conceptos pueden ayudarnos a diferenciar una cosa de la otra.
Averigua si estás preparado para abandonar un proyecto profesional
#1 ¿Motivación o conformismo?
Nuestro nivel de motivación cuando todo son puertas cerradas puede medirse por los obstáculos que somos capaces de superar y ello indica hasta dónde estamos dispuestos a llegar para alcanzar una meta. Sin embargo, con frecuencia abandonamos al primer obstáculo que nos encontramos, agobiados por su presencia e incapaces de hacer nada por superarlo.
Muchas veces, un proyecto o nuestro trabajo se aleja de estas condiciones y exige de nosotros mucho esfuerzo y perseverancia. Si, solo debido a ese motivo, abandonamos, nos conformamos con la situación previa o con lo que nos depare el destino después, nos estaremos rindiendo, estaremos siendo conformistas. En cambio, aunque nuestra motivación sea muy alta y no seamos en absoluto conformistas, es posible que lleguemos a la conclusión de que algo no merece más la pena. Y ello no sería una rendición.
#2 ¿Sensatez u obstinación?
Por el contrario, hay situaciones en las que ocurre todo lo contrario. Nos obstinamos en seguir en un trabajo tóxico para nosotros, o con un proyecto que no resulta viable y a pesar de ello actuamos como un pájaro atrapado, que choca una y otra vez contra el mismo cristal. No reconocemos que ya es suficiente, lo cual en sí mismo es también una forma de rendición, porque no somos capaces de diseñar un plan B, no continuamos hacia delante.
En esos casos, abandonar prudentemente nuestro proyecto o nuestro trabajo actual es más sensato que perseverar para acabar de todas formas fracasando y, además, con un fuerte coste psicológico. Recuerda: rendirse no es una opción, pero sí hay que saber cuándo parar. ¿De acuerdo?
#3 ¿Cuál es la oportunidad inteligente?
Desde otro punto de vista, cuando en el ámbito laboral, profesional o empresarial tenemos la sensación de que no avanzamos como esperábamos, o que estamos padeciendo el Síndrome del Estancamiento Laboral, puede resultar una virtud saber cuándo abandonar.
En estos casos, podemos considerar que esa decisión constituye una “oportunidad inteligente”, porque nos va a aportar experiencia, nos va a hacer más fuertes y nos ayudará a no repetir los mismos errores. Tampoco esto significa rendirse.
#4 ¿Y tu capacidad de lucha?
Otro aspecto que diferenciará ambas situaciones es el hecho de saber si el deseo de abandonar un proyecto o un trabajo profesional tiene su origen en un hecho puntual, excepcional, como un enfrentamiento con colegas o jefes en el trabajo o un traspié en el desarrollo de nuestro proyecto.
Si este es el caso, es mejor esperar para tomar la decisión, ya que lo más probable es que estemos enfadados o desanimados por esos incidentes. Si abandonamos inmediatamente sin reflexionar ni esperar al desarrollo posterior de los acontecimientos, será también una forma de rendición, en este caso vinculada a nuestra falta de resiliencia en el trabajo, rasgo que merece la pena potenciar.
Y, en cualquier caso, si resulta preciso abandonar nuestro proyecto, nuestro objetivo profesional o empresarial o nuestro trabajo, hay que tener presente que aunque se puede decidir y aceptar ese abandono, en ningún caso debemos abandonar nuestra capacidad de lucha, de seguir esforzándonos por alcanzar nuevos proyectos y objetivos. Si nos aseguramos de ello, nunca nos estaremos rindiendo.
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